jueves, 16 de julio de 2009


ACTIVIDAD FÍSICA O SEDENTARISMO



ACTIVIDAD O SEDENTARISMO



Hipócrates, el maestro de la medicina, dijo: "lo que se utiliza se desarrolla, lo que no se utiliza se atrofia".
A diferencia de las máquinas, que se desgastan, los organismos vivos aumentan su capacidad de adaptación cuanto más usan sus órganos.
Por el contrario, cuando no se utilizan todas las estructuras orgánicas, los tejidos se reducen y debilitan. Especialmente los musculares y tendinosos, que se acortan: el músculo se fatiga con con facilidad y ese cansancio genera contracturas dolorosas que suelen derivar en molestias crónicas.


La actividad física involucra a todos los sistemas y no sólo al aparato muscular haciéndolos adaptarse a esa actividad. Por su parte la falta prolongada de ejercicio, conocida como sedentarismo o vida sedentaria, incide en las funciones orgánicas, que comienzan a deteriorarse: si por una fractura, por ejemplo, se inmoviliza una pierna, al cabo de unas semanas ésta habrá perdido buena parte de su masa muscular y casi toda su fuerza, lo que obligará a un proceso de rehabilitación. Ocurre algo similar tras largos períodos de convalecencia en cama.

Sedentarismo = Deterioro

La falta de ejercicio o sedentarismo disminuye la capacidad de adaptación a la actividad física posterior cayendo así en un círculo vicioso. A su vez, la proporción de grasa es cada vez mayor en relación con los demás tejidos, aunque no necesariamente haya aumentado de peso, debido a la disminución de la masa muscular.
Si una persona que realiza un trabajo sedentario (como estar sentado frente a una computadora) corre o camina unos kilómetros sin haber realizado un entrenamiento previo, pasará los días siguientes con dolores y molestias. Lo mismo ocurre cuando se comienza a practicar una actividad física.
El sedentarismo acarrea también disfunciones orgánicas: estreñimientos, várices, propensión a la inflamación de los órganos abdominales (provocada por distensión de los músculos debilitados de la pared abdominal), sensación de fatiga.
Muchos dolores de espalda que no tienen origen en traumatismos o enfermedades se deben a la debilidad de los músculos de esa zona, que se contractura de forma casi permanente. A menudo, el simple esfuerzo de mantener erguida la espalda representa para el sedentario una exigencia mayor de la que sus músculos son capaces de soportar.

Un saco de Huesos

Cuando se lleva una vida sedentaria, el esqueleto se vuelve frágil y débil y pierde paulatinamente su aptitud para cumplir funciones más allá de los movimientos rutinarios. El hueso, contrariamente a lo que se cree, es un tejido muy activo: a lo largo de toda su vida modifica su estructura interna según los requerimientos de resistencia y tensiones a los que se ve sometido.
En el complicado entramado microscópico de los huesos, unas células llamadas osteoblastos fabrican tejido óseo en las zonas que necesitan ser reforzadas a causas de las demandas externas de resistencia. Como contrapartida, otro grupo de células -los osteoclastos- se dedican a destruir hueso reabsorbiendo el calcio y los demás componentes óseos en aquellos lugares donde no hacen falta. Por eso el esqueleto del individuo sedentario se descalcifica progresivamente (lo que deviene en osteoporosis) y se vuelve menos resistente a tensiones, más frágil a los traumatismos y más propenso a enfermedades degenerativas como artrosis y artritis, que el de quienes viven asiduamente entrenados.
Sin embargo, la capacidad del hueso para remoldearse requiere cierto tiempo de adaptación progresiva a las nuevas exigencias: si no se toma en cuenta ese proceso pueden producirse desgastes y lesiones por abuso tanto o más graves que las provocadas por desuso.

Una cuestion de Calidad de Vida

La calidad de vida de una persona se puede medir según distintos parámetros. Uno de ellos es el envejecimiento neurológico, por el cual se va teniendo menor respuesta y menor capacidad de reacción ante los estímulos, como por ejemplo un bocinazo, un cambio de luces o una situación de emergencia. Esto está íntimamente relacionado con la velocidad: a medida que pasa el tiempo nos ponemos más lentos y la lentitud es un gran indicador de la pérdida de rendimiento. Y no hay que mirar muy lejos para encontrar ejemplos: observe a personas mayores que caminan mucho o hacen gimnasia, trabajan y se mueven todo el día y luego a inactivos contemporáneos de éstos, que se sientan a mirar televisión y dan apenas los pasos imprescindibles para satisfacer sus necesidades. Verá que la diferencia física (e incluso la mental es notable.
Por eso, la actividad física beneficia la función cardiorrespiratoria y de ella depende nuestra resistencia al esfuerzo. Una vida sedentaria , que suele ir acompañada por una mala alimentación y un mal descanso, desemboca irremediablemente en un deterioro del organismo y, en muchos casos, en una enfermedad crónica. Y las enfermedades cardiovasculares son enfermedades crónicas degenerativas, fuertemente asociadas a las condiciones de vida.
Los músculos del cuerpo tienden a aplanarse, a perder fuerza y a endurecerse si no se los trabaja correcta y periódicamente. Lo mismo ocurre con la flexibilidad: hay que ejercitarla si no queremos perderla. Todo esto nos demuestra hasta qué punto una vida sedentaria influye de manera negativa en nuestra calidad de vida.
Cuerpo en movimiento y Salud
Podemos identificar tres clasificaciones diferentes en relación con la inactividad y el ejercicio, las cuales, en orden ascendente de condicionamiento físico, son:
1. El nivel sedentario, con escasa o nula actividad física. Se trata de personas que, probablemente, soportarán más enfermedades, vivirán menos, y sufriran una calidad de vida relativamente baja.
2. El nivel de aptitud de ejercicios de baja intensidad en relación con la salud y la longevidad. Los que se ubican aquí obtendrán beneficios significativamente más elevados que los pertenecientes al primer nivel en términos de índices de enfermedad más bajos y de vida más prolongada.
3. El nivel atlético de ejercitación, que se acerca -y a veces llega- al nivel de aptitud requerido para competir, pero que no implica sobreentrenamiento. Quienes se ubiquen aquí se caracterizarán por una vida más prolongada, un riesgo algo menor de padecer enfermedades graves y una calidad de vida más elevada. Sin embargo, sobrepasarse en la búsqueda de una aptitud aeróbica -es el caso de atletas super competitivos- sólo puede conducir a perder los mismos beneficios que se intentan lograr.

Propuestas Activas:
• Olvidarse de los ascensores: subir y bajar lentamente por las escaleras.
• Realizar compras en comercios que estén un poco más lejos del hogar para aprovechar la caminata diaria.
• Ejercitar los músculos de los brazos mientras permanecemos sentados realizando movimientos circulares.
• Caminar por lo menos de 10 a 12 cuadras por día. Poco a poco el cansancio de las primeras veces desaparecerá.
• Dormir sobre colchones rígidos para conservar la postura y conciliar un sueño profundo.
• Andar en bicicleta por el parque para obtener así una inyección de oxígeno vital.
• Caminar y nadar son los mejores ejercicios físicos. Siempre después de realizar una actividad intensa no debemos detenernos súbitamente.

FUENTE: http://www.alimentacion-sana.com.ar



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miércoles, 15 de julio de 2009


Aportes para la enseñanza del juego y deporte escolar

Aportes para la enseñanza del juego y deporte escolar.

La Educación Física propicia que a través de la acción motriz se expresen otras dimensiones de la persona. En las acciones se manifiestan, mediante las actitudes, los valores asumidos. Las personas inicialmente se mueven según cómo viven, según su cultura y la matriz de formación que traen, según el habitus que conforma su capital cultural.
Surgen entonces algunos interrogantes:
¿De que manera deberían enseñarse los juegos y los deportes en la escuela para incidir sobre la formación integral de los alumnos?
¿Es posible esperar cambios en las estrategias de enseñanza los juegos y los deportes sin considerar la propia matriz formativa de los profesores de educación física?
¿Cómo propiciar la revisión de las prácticas de la enseñanza de los juegos y los deportes en los Institutos de Formación docente?

Con frecuencia, durante la enseñanza de los juegos y deportes en los ISFD en Educación Física, se hace evidente la pretensión de formar buenos jugadores de un deporte, sobre la base del logro de rendimientos motores muy específicos, con un importante tiempo de las clases dedicado a la ejercitación técnico-táctica, en lugar de que la preocupación esté centrada en el cómo enseñar, a quién enseñar, en qué contexto escolar aplicar lo aprendido, a partir de tener en cuenta las posibilidades y limitaciones de todos los alumnos y de favorecer desde la formación, la vivencia de aceptación de la diversidad, la inclusión y el disfrute por una acción motriz placentera.
Otro de los interrogantes a considerar es:
ü ¿Qué concepciones antropológicas y epistemológicas subyacen a los actuales procesos de enseñanza de los juegos y deportes en los ISFD y en los otros niveles educativos?.
Aún cuando los planteos epistemológicos sean el centro del próximo apartado, se puede adelantar que muchas prácticas de la enseñanza de la Educación Física en general y de la enseñanza de los deportes en los ISFD en particular, siguen signadas por concepciones antropológicas expresadas a través de representaciones de cuerpo objeto - cuerpo máquina, de fuerte corte positivista y biomecánico, que se traducen en la primacía de un discurso del rendimiento por sobre el de la participación(1).
Por lo tanto, es precisa una revisión y superación de las concepciones vigentes como primer instancia para un posible cambio de prácticas:
“...El término corporeidad supera una concepción de cuerpo objeto, como entidad separada de la unidad que constituye la persona. El ser humano es un cuerpo que vive, que es expresión, cuya existencia es corporeidad. La corporeidad de la existencia implica hacer, saber, pensar, sentir, comunicar y querer...” (2)
Esta concepción de corporeidad remite a idea de Educación Física que recupera la tradición humanista, que tiene como pretensión desarrollar una forma de actuación pedagógica centrada en el niño, su corporeidad y sus producciones.
En relación con los juegos, también resulta imprescindible revisar a través de qué tipo de prácticas se los enseña en los ISFD y qué concepciones se infieren de dichas prácticas.
Comúnmente se observa un “uso” de los juegos desde una concepción aplicacionista, como “recurso didáctico” que por su carácter placentero permite incentivar el aprendizaje de otros contenidos, que en la mayor parte de los casos llevan a desconocer la esencia del juego como contenido y las capacidades que a través de él se desarrollan.
Según Hüizinga “... el juego es una acción o actividad voluntaria que se desarrolla sin interés material realizada dentro de ciertos límites fijos de tiempo y espacio, según una regla libremente consentida pero completamente imperiosa, provista de un fin en sí misma y acompañada de un sentimiento de tensión y alegría...”. (3)
El juego es una actividad espontánea, placentera, libre de una utilidad concreta, que guarda un cierto orden dado por reglas(4), que se constituye en el principal hacer de la vida infantil, es también creación, tolerancia, respeto, compromiso, resalta valores democráticos. A partir de reconocer estos valores intrínsecos en el juego es que se lo considera como un contenido socialmente significativo y se lo incluye en el DCJ como uno de los medios con que la Educación Física interviene desde tres perspectivas en los procesos de enseñanza y aprendizaje en el ámbito escolar: a) por su carácter recreativo y placentero; b) como medio para el desarrollo del pensamiento táctico c) como medio de socialización. “Estas perspectivas -que dan cuenta de la riqueza y potencial educativo del juego- no son excluyentes entre sí, sino complementarias e indisociables”(5).
En esta última frase está expresada una de las dificultades que presenta la enseñanza de los juegos, pues es habitual que durante la formación –producto de la influencia de la concepción aplicacionista antes mencionada- se centre la atención en la segunda y tercer perspectiva, dando lugar a un uso más utilitarista del juego, relegando a un plano accesorio el valor del juego por el juego mismo y su carácter placentero.
Otro de los aspectos en los que se asienta la predominancia del juego como medio de socialización y de desarrollo del pensamiento táctico, es la fuerte influencia que ejerce el deporte como contenido del área a medida que se avanza en las edades evolutivas, convirtiendo a los juegos en juegos deportivos.
Los juegos deportivos, basados en tres aspectos constitutivos –juego, agonismo y motricidad-, evolucionan en su complejidad táctica, técnica, reglamentaria y sociomotriz, acompañando el proceso evolutivo de los niños y adolescentes. Además, proporcionan el marco para la exploración de los comportamientos de cooperación, oposición, comunicación y contra comunicación motriz, que contribuyen con el desarrollo de la inteligencia táctica o capacidad de anticipar y resolver situaciones.
Algunos se consolidan en su estructura simple en el nivel inicial, primero y segundo ciclo de EGB, siendo abandonados cuando surge el interés y la posibilidad de acceder a formas deportivas universalizadas o de mayor reconocimiento sociocultural. Los juegos de persecución, precursores de los juegos de ataque y defensa, con su carga de habilidades motrices de desplazamientos rápidos y cambiantes, dejan su lugar, por ejemplo, a los juegos por equipo con pelota, con su nuevo planteo de dificultades y desafíos ludomotores. El toque de la “mancha”, que cambia el rol de perseguido a perseguidor, es reemplazado por el quite de la pelota, para pasar de ser defensor a atacante.
Sin embargo, durante la formación docente es habitual la enseñanza estereotipada de los juegos deportivos, en los que se pasa de un tipo de juego a otro sin que los alumnos-futuros docentes lleguen a captar la complejización que es necesario realizar en cada uno de sus componentes, a fin de sistematizar su aprendizaje y favorecer el progresivo desarrollo de las capacidades que cada uno de ellos propicia.
El valor de los juegos deportivos desde el punto de vista de su contribución a facilitar la comunicación, las relaciones sociales, la aceptación y respeto por las reglas acordadas, la cooperación para que el juego sea posible, debería ser motivo de importante tratamiento en la formación de docentes en Educación Física, en lugar de reducir su enseñanza a las estructuras modelizadas de cada juego deportivo o deporte, cuando se alcanza esta categoría cultural, a partir del tercer ciclo de EGB.
Esto conlleva a su vez, a la revisión de la concepción de deporte que subyace a su enseñanza durante la formación docente.
Es necesario considerar al “....deporte inserto en la educación física como contenido mediador, adecuado a un tiempo posmoderno, para la autoafirmación y gratificación personal, no como meta exclusiva de un proceso normativo y uniformador”(6). “El deporte es un constructo cultural, existente a través de múltiples manifestaciones y no sólo de las consolidadas institucionalmente.” (7)
El deporte concebido como contenido escolar, como saber a enseñar, implica el análisis, articulación y síntesis de todos los comportamientos humanos que moviliza: ludomotrices, físicos, psíquicos, relacionales, sociales, morales, comunicativos, económicos, políticos, etc., si se pretende que contribuya a la formación de competencias educativas.
Desde este punto de vista, el proceso de iniciación deportiva no debe entenderse como el momento en que se empieza la práctica deportiva sino como una acción pedagógica que, teniendo en cuenta las características del niño y los fines a conseguir, va evolucionando progresivamente, haciendo avanzar al alumno en el dominio de los elementos estructurales y funcionales comunes a varios deportes, basado en los juegos deportivos anteriores.
Los juegos deportivos y los deportes como contenido educativo, deberán estar pensados, estructurados y organizados en función de los logros y las características que se lea asignan en el Diseño Curricular y las peculiaridades de la institución en la cual se los practica, la escuela.
La inclusión del juego deportivo o su forma superadora, el deporte, supone para la escuela, los docentes del área y los docentes formadores un esforzado trabajo de revisión de las prácticas, que implique no abandonar la posibilidad de jugar, de participar de todos, sin elitismos, ni exclusiones. El deporte escolar debe alentar el trabajo en equipo, enseñar a valorar el esfuerzo, a desarrollar hábitos saludables, a ayudarse, a organizar y organizarse, a pensar en el otro, a actuar con el otro, a comunicarse.
Pero para que esto sea posible, es perentorio modificar sustancialmente la formación de los profesores de Educación Física, abriendo los espacios curriculares cerrados y circunscriptos fuertemente a un planteo estructuralista, que no admite la flexibilidad en la consideración de los deportes consolidados e institucionalizados, para adecuar su utilización pedagógica a las necesidades, intereses y deseos de los alumnos y su contexto sociocultural.
Es ineludible que durante la formación, los docentes formadores dejen de utilizar el modelo tradicional basado en la eficacia de la enseñanza de las técnicas individuales, de las tácticas preestablecidas, para ser aplicadas acrítica e irreflexivamente en el juego; según el cual el volumen de trabajo y el número de repeticiones son las claves del éxito, para dar lugar a modelos alternativos que plantean la enseñanza de un deporte partiendo de situaciones más globales y reales. Estos modelos se caracterizan principalmente por evolucionar desde la comprensión global del juego y sus estructuras básicas de comunicación, del aprendizaje de la táctica hacia la necesidad de adquisición de la técnica, utilizando como medio para ello los juegos deportivos modificados, que tienen numerosas similitudes con el deporte que se busca enseñar. De ese modo, se procura la comprensión de los principios tácticos y la lógica interna, en algunos casos comunes a varios deportes. Lo más importante es que los alumnos comprendan el problema a resolver y el objetivo a alcanzar antes de empezar a practicar acciones o habilidades específicas de alguno de los deportes, ya que sin estos pasos previos, el aprendizaje de las mismas carecería de sentido.
El conocimiento profundo de la estructura formal y funcional de los deportes permitirá al docente identificar las necesidades específicas de aprendizaje de sus alumnos y seleccionar las estrategias adecuadas para dar respuesta a las mismas y para favorecer la adquisición de hábitos de práctica deportiva permanente, la utilización correcta de la competición y la contribución con el proceso de socialización.
Fuente. No encontré la fuente para citar.
Notas: [1] Tinning, R. (1996). Definiendo el área ¿Cuál es nuestra área? Revista de la Educación N°311. Madrid.
[2] DGCyE. DEPyTTP. DEF. (2003) Diseño Curricular de la Educación Polimodal. Versión preliminar. Fundamentación.
[3] Hüizinga, Johan. (1968) Homo Ludens. Buenos Aires. Emecé.
[4]DGCyE, CGE, Diseño Curricular para la Educación Inicial, Educación General Básica. Tomo I y II. Bs. As, Emede, 2001.
[5]DGCyE, CGE, Diseño Curricular para la Educación Inicial, Educación General Básica. Op. cit.
[6] DEF. (2001). Documento Nº3. El Deporte escolar. La Plata..
[7] Gómez, J. (2002) La educación física en el patio. Una nueva mirada. Cap.IV. pág. 71.

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sábado, 11 de julio de 2009


LOS CHICOS NECESITAN MÁS DE 90 MINITOS DIARIOS DE ACTIVIDAD FÍSICA

LOS CHICOS NECESITAN MÁS DE 90 MINITOS DIARIOS DE ACTIVIDAD FÍSICA


FUENTE: WWW.LANACION.COM.AR

El 35% pasa más de tres horas diarias frente a la pantalla de TV; los fines de semana, el 60%



FOTO Chicos en movimiento, una buena medida para ahuyentar la obesidad


Foto: Archivo
Nora Bär LA NACION

La obesidad tiene innumerables aristas, pero básicamente se reduce a un balance contable elemental: si ingresan en el organismo más calorías de las que se gastan, se sube de peso. Así de sencillo... y, en algunos casos, difícil de equilibrar.
De esto se desprende, por supuesto, que si lo que se busca es prevenir la obesidad infantil, no sólo es importante mejorar la dieta de los chicos (y por lo tanto reducir el exceso de calorías), sino también aumentar el gasto calórico estimulando la actividad física.
"Qué comen los chicos, cómo son sus patrones alimentarios, los principales desvíos, por déficit o por exceso de consumo son a esta altura bastante bien conocidos -dice el licenciado Sergio Britos, investigador del Centro de Estudios de Nutrición Infantil (Cesni)-. Sin embargo, son escasos los estudios que hayan puesto la mirada sobre el otro lado de la ecuación, el gasto calórico."

Como un intento de solucionar este déficit, Cesni decidió encarar el primer estudio orientado a medir con precisión el movimiento y la actividad física que desarrollan los niños y traducirlo a gasto calórico. Los especialistas trabajaron sobre una muestra de 312 escolares de 11 años en promedio, en ocho escuelas de la ciudad y las zonas norte y oeste del conurbano. En lo alimentario, los resultados corroboraron las cifras de obesidad ya conocidas: el 26% de los chicos presentó sobrepeso y el 7%, obesidad. "Los chicos que asisten a escuelas públicas de doble jornada y almuerzan en la escuela estaban algo más gorditos -explica Britos-, lo que vuelve a poner sobre el tapete el tema de la calidad de la comida que se sirve en los comedores escolares." Para tomar registros precisos no sólo de la actividad programada, sino principalmente de la espontánea, los investigadores diseñaron un protocolo que permite medir qué tipo de actividad física hacen y con qué intensidad. Utilizan un dispositivo del tamaño de un celular -llamado acelerómetro triaxial- que mide electrónicamente los movimientos en tres dimensiones: horizontal, vertical y lateral. Durante tres o cuatro días registran minuto a minuto cada movimiento realizado, y los traducen a sus equivalentes en calorías (gasto calórico) con un software específico. "Permiten registrar con precisión qué hacen los niños durante el día, en sus casas o en el colegio, los días de semana y los fines de semana -dice Britos-. Nos brindan una radiografía muy fina del movimiento." El análisis de los registros obtenidos con los acelerómetros indicó que 35% de los chicos pasan más de tres horas diarias frente a las pantallas de TV y PC, porcentaje que se eleva a 60% durante los fines de semana. Un 17% de los chicos (algo más las chicas que los varones) no llegan a cubrir la recomendación de realizar 60 minutos diarios de movimientos de intensidad moderada y más. "Es el núcleo duro del sedentarismo", afirma Britos. El problema es complejo por donde se lo mire. Con viviendas estrechas, falta de tiempo para acompañarlos o ambos, los padres depositan la esperanza de que sus hijos "se muevan" en la escuela... sin suerte. "Mientras algunas recomendaciones internacionales plantean que la escuela debería contribuir con el 50% del tiempo diario dedicado a actividades de intensidad más que moderada, en nuestro estudio ese porcentaje resultó menor al 20% -afirma-. Resultó ingratamente sorprendente comprobar que las clases de actividad física son de baja calidad y dedican tan sólo un tercio de su tiempo a las actividades de intensidad moderada y más." Los recreos tampoco ayudan mucho, ya que en ellos los chicos se mueven de manera más que moderada la misma proporción de tiempo (un tercio). "Es bueno saber que recreos más largos significaron un 10% más de actividades que demandan más gasto calórico", dice el especialista. En el estudio de Cesni, los chicos que mostraron mejores indicadores de masa y grasa corporal fueron aquellos que realizaron más de 90 minutos diarios de movimiento intenso. "Es evidente que la recomendación de 60 minutos diarios de actividad moderada y más es insuficiente como factor preventivo de la obesidad -advierte Britos-. Los recreos necesariamente deben ser más activos y las clases de educación física, aumentar en cantidad y mejorar en intensidad del movimiento. Un 10% y a veces algo más del gasto calórico proviene del movimiento espontáneo. No se requiere hacer de los chicos grandes atletas ni enrolarlos en deportes de alto rendimiento. Sólo hay que aprovechar los espacios disponibles (como las compras en el supermercado o los paseos de las mascotas) para que se muevan más." Doscientos millones de kilos de más "Como país, la Argentina pesa 200 millones de kilos más de lo que debería." Para resolver este problema de proporciones, que el licenciado Britos ilustra con precisión matemática, a partir de los resultados de este estudio, en el que intervino también la nutricionista Beatriz Gripo, y que hoy se presentará en el Complejo La Plaza, en las jornadas Internacionales sobre nutrición y actividad física ( http://www.nutrinfo.com/ ) , los especialistas de Cesni planean promover intervenciones focalizadas en el mejor aprovechamiento de los recreos. "Hay dos alternativas: o más tiempo o más intensidad ?dice Britos?. No basta con intervenciones aisladas, se necesitan decisiones políticas para que la población infantil se mueva más."

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